Cuando investigué sobre el tema y porque me apasiona cómo funciona nuestro cerebro, mente y conciencia, como he comentado en notas anteriores, me pareció tan importante la enseñanza que decidí dedicarle una nota en mi blog, para agregarte valor, hoy que te encuentras aquí, leyendo esto. Con pensamientos y reflexiones en los que estoy de acuerdo con filósofos, profesionales y expertos en desarrollo personal, neurociencias y espiritualidad, hoy quiero compartirte algo que me ha enseñado a cambiar estructuras mentales.
Comencemos por el principio. La Teoría de las Inteligencias Múltiples fue ideada por el psicólogo norteamericano Howard Gardner como contrapeso al paradigma de una inteligencia única.
Gardner y sus colaboradores lograron identificar hasta 8 tipos de inteligencia independientes.
1. Inteligencia lingüística 2. Inteligencia lógico-matemática 3. Inteligencia espacial 4. Inteligencia musical 5. Inteligencia corporal y cinestésica 6. Inteligencia intrapersonal 7. Inteligencia interpersonal 8. Inteligencia naturalista
Una inteligencia múltiple, incluye la capacidad de asimilar información, entenderla, elaborarla y utilizarla en la forma necesaria. La inteligencia que denominamos múltiple establece que nuestra inteligencia es el resultado de varias capacidades específicas. Las diferentes inteligencias facilitan que se trabajen al mismo tiempo diferentes aptitudes: desde las habilidades deportivas, el oído musical o la creatividad hasta lo social.
Todos los seres humanos tenemos estas ocho inteligencias, pero unas están más desarrolladas que otras. Sin embargo, existe otra inteligencia más que no se había tenido en cuenta hasta unos años: la conciencia, ó también llamada inteligencia emocional ó espiritual. Ésta, permite al hombre pensar en lo más profundo del alma a través de una introspección profunda. De poco nos sirve un cerebro brillante y un elevado cociente intelectual si no entendemos de empatía, si no sabemos leer emociones propias y ajenas, y si no somos conscientes de ello.
“En el mejor de los casos, el coeficiente intelectual (CI) parece aportar tan sólo un 20% de los factores determinantes del éxito”
Daniel Goleman
Lograrlo, es cuestión de voluntad, de constancia y de aplicar esa conciencia real. Aquel que vive espiritualmente no ve nada de manera superficial sino que es capaz de meterse en el fondo de todo lo que le rodea y ver en él significados profundos, una belleza eterna relacionada con el universo. Quien desarrolla este tipo de inteligencia puede verse a sí mismo como espectador sin dejar de ser actor. Es decir, que puede verse a sí mismo como cuando ve a otra persona. El autoconocimiento es ley para quien desarrolla esta novena inteligencia, por eso es necesario hacer una pausa y tomar la decisión de hacer una introspección “El saber de sí mismo es apertura hacia adentro, mientras que el saber de las cosas es apertura hacia fuera”
Conocerse a uno mismo implica tener conciencia de cómo se comporta uno con los demás, de cómo piensa, de qué dice, etc. Pero no es sólo conocerse a uno como algo perfecto y homogéneo. El conocerse a uno implica tener conocimiento de que hay defectos, hay problemas, hay aspectos que cambiar, hay que pedir perdón y hay que aprender de los errores. Para hacer esto, es indispensable ser humilde y no dejarse cegar por el ego. El orgulloso dice que se conoce a sí mismo, pero el no reconocer que tiene errores y defectos, le dificulta desarrollar su conciencia e inteligencia espiritual.
Muchas veces vemos personas que no pueden estar solas a causa del miedo que les provoca mirar en su interior.
Estas personas que no pueden mirar en su interior, no tienen desarrollada la inteligencia espiritual. Y llevar una vida apoyada sobre los demás es llevar una vida esclavizada, una vida en la cual la felicidad implica primero a los demás y luego a sí mismo. Si le dedicas tiempo a tu soledad, a pasar tiempo contigo mismo, a mirar a los demás caminar por la vida; disfrutar del silencio, de la calma, de la paz, estarás cultivando la inteligencia espiritual.
Lo hermoso del acto del filosofar, pues, no es encontrar la verdad absoluta sino encontrar las verdades profundas que están dentro de ti.
A continuación te presento los 4 niveles de conciencia que te permiten identificar dónde te encuentras actualmente y puedo anticiparte que la mayoría de la población del mundo se encuentra en el 1er nivel, el de víctima. Personas que viven en piloto automático, encontrando en el “afuera” los responsables de lo que le sucede en su vida cotidiana.
• Eres víctima (La vida te sucede)
• Estás en control (Haces que la vida suceda)
• Abierto (La vida sucede a través de ti)
• Despierto (Tú eres la vida)
¿Por qué la conciencia es importante en el ser humano? Es indispensable tener la conciencia de lo que se siente en cada momento, para poder identificar si lo que se está viviendo es lo que se quiere y de no ser así cambiarlo.
Estos son los 3 pasos que te ayudarán a elevar tu conciencia:
1. Acepta cualquier situación que vivas como una experiencia espiritual perfecta, aprendiendo a agradecer por ella y obtener como ganancia, su enseñanza.
2. Explora y crece internamente. Dedícate tiempo a auto observarte y conocerte.
3. Renuncia al ego y crece en humildad. Aprende de los demás, y nunca dejes de estudiar.
¿Cuál es la relación entre las inteligencias y el poder cumplir sueños? Cuando anhelamos algo con el alma, cuando tenemos claro nuestro sueño y lo deseamos con el corazón, expertos nos enseñan como expresa la cita antes mencionada de Daniel Goleman, que el coeficiente intelectual aporta un 20% máximo al éxito que puedas tener cumpliendo ese sueño. Por supuesto que son muchas las variables que impactarán en que ese sueño se haga realidad o no, sin embargo está comprobado que la gestión de las emociones y en consecuencia de la conciencia es la inteligencia que más peso tiene en nuestros éxitos.
¿Por qué muchas veces ponemos el esfuerzo y accionamos, y sin embargo nos cuesta tanto que hasta nos produce un desgaste el proceso, y terminamos abandonando? Lo que sucede es que tenemos que cambiar nuestra forma de pensar y aprender a gestionar mejor nuestras emociones, entendiendo algunso principios de éxito. Si hacemos muchas veces lo mismo esperando un resultado diferente, claramente le estamos errando en algo. Y ese “algo” es la mentalidad, la forma de pensar. Cuando no estamos satisfechos con los resultados, debemos comprender cuál es el paradigma que nos lleva a actuar de esa manera, y trabajar intencionalmente en romperlo, para poder descubrir otras opciones de hacer las cosas. Resistirse al cambio, es involucionar. Y con el tiempo terminamos matando el sueño, porque nos desgasta la situación. Y eso tendrá consecuencias a futuro, ya que esa frustración muy posiblemente nos marcará.
Equivocarse y frustrarse no son sinónimos.
Equivocarse es absolutamente necesario para tener éxito, porque así es como aprendemos. Frustrarse en cambio, es una emoción que podemos aprender a controlar cuando aprendemos a desarrollar la actitud correcta, independiente de las circunstancias.
Por eso para obtener un resultado diferente, es necesario que evolucionemos a una mejor versión. Es necesario que nos ocupemos de nosotros mismos, de nuestro desarrollo personal y de crecer en conciencia aprendiendo a gestionar nuestras emociones. Es necesario desarrollar esta novena inteligencia sobre la conciencia. Independiente si el sueño tiene relación al ámbito laboral, familiar, social, económico, o en la salud… la vida nos presentará mil veces el mismo obstáculo hasta que aprendamos a cambiar la perspectiva y resolverlo con otra óptica. Y para romper estructuras mentales, es necesario crecer en conciencia. Nuestros resultados en la vida dependen de cuánto desarrollemos esta inteligencia.
Lleva su tiempo, y muchas veces el proceso es por demás doloroso, porque te das cuenta que lo que creíste toda tu vida, no es como creías ó te das cuenta simplemente que si aprendes a cambiar tu forma de pensar, puedes lograr cosas impensadas. Romper con eso, puede llevar tiempo. Es un proceso mental por el que debe atravesar el ser humano, mientras se cuestiona, se conoce mejor, asimila, razona, acepta, se perdona, aprende a perdonar al otro y finalmente comienza a elegir y decidir diferente a como lo ha hecho antes.
La persona promedio, se auto limita constantemente, creyendo que no logrará una u otra cosa, por falta de auto confianza, conocimientos, de oportunidades, de vínculos, de tiempo, de recursos, etc. Sin embargo está comprobado que cuando se rompen esas barreras limitantes, creciendo en conciencia y creencia, el ser humano crece y se empodera a nivel impensados.
El impacto que tiene en la vida, el ser una persona más conciente.
Pensemos en estudiantes que aprenden a gestionar sus emociones desde chicos creciendo en conciencia, además crecen en valores humanos, como la autoestima, autoconfianza y comprenden el poder de sus decisiones en su vida cotidiana. ¿Cuán lejos podrán llegar aquellos que desarrollen habilidades blandas como éstas? Y pensemos en quienes trabajan en relación de dependencia. ¿Cuánto más efectivos serían en su eficiencia y productividad, si supieran con certeza qué quieren lograr, para qué hacen lo que hacen cada día, qué se espera de ellos y qué tienen para aportar, crecieran en valores humanos, relacionamiento interpersonal y comunicación? ¿Cuál sería el nivel de energía, entusiasmo, alegría y satisfacción que habría en el lugar de trabajo, si desde la Empresa se brindara la oportunidad de desarrollo humano como programa de capacitación obligatoria?
Como empleada, emprendedora y Empresaria, porque he experimentado las 3 cosas, me parece fundamental que la visión y los valores de la Compañía estén alineados al de cada miembro del equipo. Y para ello es necesario conocer a las personas mucho más en profundidad que lo que uno hace en una entrevista de trabajo y lo que normalmente se interactúa para el logro de objetivos de la empresa.
Esta fue mi nota hoy para desafiarte a crecer en conciencia aprendiendo a auto observarte, conocerte y cambiar todo lo que no sea de tu agrado. Te invito a compartir esta nota con amigos y familiares, si te gustó. Y por último, aprovecho para darte las gracias por tomarte el tiempo de leerme.
«Para agregarle valor a alguien, es necesario primero valorarlo».
John Maxwel
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